PROYECTO

Para entender qué es PFC (Pon una Foto en la Calle) es preciso hacer mención del «Manifiesto Homo Ars. Sobre la idea de arte y su función», en cierta forma punto de partida de todo este proyecto. Lo que se pretendía con dicho manifiesto (noviembre de 2008) era enfatizar la idea de que la realidad que nos envuelve y atañe es excesivamente diversa y compleja como para delegarla exclusivamente en manos ajenas. El concepto de sociedad entendida como un todo unitario es práctica en términos generales a determinada escala, pero en ocasiones excesivamente injusta, ya que se desentiende de un contexto en el que no todos somos iguales.

Vivimos en un mismo mundo, pero las circunstancias de la vida, nuestra personalidad, entorno social, nuestras expectativas, alcance real a necesidades vitales básicas y superfluas, ideales,…, son heterogéneas, por lo que resulta imposible ser justos utilizando criterios uniformes para el conjunto de la sociedad. De ahí la negación respecto a la presunción de que el “marco descriptivo es la realidad que afecta de manera conjunta y equitativa a la sociedad como un todo”, que “la situación socio-económica de cada uno de nosotros viene determinada por este mismo marco” y que “la única solución posible es la actuación unilateral de estos círculos de poder”. Esta última afirmación es uno de los elementos fundamentales del manifiesto, ya que no solamente es utilizada por estos mismos círculos de poder, sino que nos sirve a los demás para delegar nuestra responsabilidad, sin ningún tipo de remordimiento.

Y es aquí donde, entendiendo que el arte es un lenguaje independiente del verbal, útil para el desarrollo intelectual y para establecer unos canales de comunicación diferentes al anterior, para con los demás y nosotros mismos, se defendía una idea de arte libre y accesible a cualquier persona, como instrumento positivo para ella misma y/o para la sociedad en términos cualitativos  y no económicos. Finalizando con la idea de que “el arte es para las personas”.

PFC nació con la vocación de eliminar esas barreras impositivas que desvinculan al arte de la sociedad, criticando la institucionalización del arte. Y es por ello que la fecha del evento más representativo del proyecto (y que utiliza su mismo nombre) tampoco es casual. Desde 1977, y coordinado por el ICOM (Consejo Internacional de Museos), se celebra el día internacional del museo cada 18 de mayo. El hacer coincidir ambas celebraciones propone la comparación de ambos puntos de vista en cuanto a la idea de lo que es o debe ser arte.

 PFC es celebración y crítica, pretendiendo: 

  • Denunciar el aislamiento al que se somete la obra de arte en general, dentro de habitáculos institucionalizados que, en la práctica, generan una distancia física y mental entre el arte y las personas, a la vez que relegan a estos elementos a la categoría decorativa.
  • Paliar la situación anterior, acercando el arte a la sociedad (concepto inverso al tradicionalmente utilizado), a la vez que reducir aquellas trabas que la institucionalización artística somete a todo creador (llámese artista o no) para exponer su obra, posibilitando la exposición individual o colectiva en este acto.
  • Abrir un debate sobre el concepto “artístico”, además de indagar en la necesidades e interrelaciones existentes entre arte y sociedad.
  • Democratizar la privatización de lo “artístico” a través de la utilización de la fotografía en sus diferentes facetas: “artística”, informativa y social.

Todo ello se está llevando a cabo a través de la labor divulgativa desinteresada de diferentes personas de todo el mundo, que están extendiendo una información potencialmente interesante para muchos otros. Por otra parte, es imposible conocer el alcance real del proyecto planteado por PFC, ya que las personas que participan pueden hacerlo a través de los medios oficiales, más o menos organizados, pero también de forma individual, dónde y como consideren oportuno dentro de su lógica de satisfacción personal. Algo que no estimamos negativo, sino más bien un logro, ya que lo importante no es la cuantificación estadística, sino la posibilidad de que cualquier persona se plantee alternativas positivas para él mismo y/o para su comunidad. Y es esta simplicidad y ausencia de estrictas normas, en la que se basa el proyecto, la que permite no únicamente una libertad expositiva en los términos indicados, sino también la posibilidad de reinterpretarlo por entero.

Puede modificarse la fecha escogida, la periodicidad del evento, el hecho de que deba ser una fotografía lo expuesto,… Por supuesto, a partir de aquí no se llamará ya PFC, pero la iniciativa expuesta servirá para el planteamiento de otras alternativas (como la del Club de los libros perdidos) que irán sumando tanto en la dirección de la democratización de las actividades “artísticas”, como en las bases de establecimiento de un pensamiento crítico con respecto a todo lo que nos rodea.